9 señales que te dirán si eres un comprador o compradora compulsiva sin saberlo

¿Te suena familiar salir del supermercado o centro comercial con más productos de los que originalmente tenías pensado comprar? La adicción a las compras es algo más común de lo que se piensa y no es un problema exclusivo de las mujeres, los hombres también son susceptibles de padecerlo. 

La adicción a las compras está asociada a cuadros de depresión, baja autoestima o insatisfacción. Un comprador o compradora compulsiva siente una satisfacción inmediata cuando adquiere artículos que en el mayoría de los casos no necesita; sin embargo, la sensación de bienestar es corta y el deseo por seguir comprando vuelve con más fuerza casi de manera inmediata.

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Fuente: Foto: Hamza Butt/ CC BY 2.0/Flickr

Muchos tenemos esta compulsión en mayor o menor medida sin saberlo, por eso es importante detectarlo a tiempo para evitar que se agrave con el tiempo y termine afectándonos en lo psicológico y en lo económico. Pon atención a las siguientes señales y compáralas con tu actitud al ir de compras:

Tienes tiempo libre y lo primero que piensas es pasarlo en el centro comercial: si bien es cierto que hoy en día los centros comerciales se han convertido en punto de reunión por sus numerosos cafés y restaurantes, también puede ser un pretexto para engancharte con las ofertas de las tiendas que encontrarás a tu paso.

Te obsesionas con un producto y no descansas hasta obtenerlo: de la vista nace el amor y es lo mismo cuando observamos a través de los aparadores, pero llegar al punto de obsesionarse por algo que tal vez escapa de nuestro presupuesto y pone en riesgo nuestra economía con tal de conseguirlo, es una situación de peso para encender los focos rojos. 

Te das cuenta que tu casa se va llenado de cosas que no necesitas: ¿compras todo lo que te vende la señora de los zapatos o la de Tupperware cada vez que visita tu trabajo sólo porque lo ofrece en pagos? Esta es una señal de compras compulsivas que pueden estar mermando tu economía y, sobre todo, convirtiéndote en un acumulador.

Te llega la culpa después de comprar: esta es una reacción muy común de la adicción a las compras y sucede cuando caemos en la cuenta de que gran parte de lo que gastamos fue en cosas que realmente nunca utilizamos. Seguramente pensaste en esa ropa que está en el armario y nunca te has puesto ¿cierto?

Nunca es suficiente: a pesar de llevar las manos repletas de bolsas, todavía sigues recorriendo las tiendas porque sientes que te falta comprar algo más. Esto es un síntoma de la insatisfacción que mencionamos anteriormente y es un rasgo típico del comprador compulsivo.

Estás deprimido o deprimida y solo encuentras alivio yendo de compras: el centro comercial suele ser el distractor perfecto para evadir tristezas, angustias y frustraciones; esto se debe a que la capacidad de comprar llena momentáneamente las carencias que tenemos y no podemos llenar por nosotros mismos. Lejos de solucionar el problema, sólo se evade comprando.

Compras todo de manera inmediata: es normal que antes de comprar comparemos el precio del mismo producto en otras tiendas para obtener la mejor oferta. Pero cuando no te importa el precio, o no te tomas el tiempo para examinar la calidad del producto y lo único que quieres es tenerlo ya, entonces tienes síntomas de adicción a las compras.

Cualquier oferta te parece buena: tal como sucede en el punto anterior, un comprador compulsivo no se detiene a analizar si una oferta es engañosa o no lo es; el simple hecho de escuchar la palabra “descuento” u “oferta” lo lleva de inmediato a las tiendas como si estuvieran regalándole todo. 

La tarjeta de crédito siempre esta en números rojos: si bien esto puede sucederle a todo aquel que no sabe administrar su presupuesto u organizar sus gastos, también es muy probable que el dueño o dueña de la tarjeta tenga adicción a las compras. Simplemente hace falta verificar el estado de cuenta para ver en que cosas se gastó el crédito para concluir si existe esta adicción.

Estos son algunos de los síntomas que pueden decirte si entras en el cuadro de los compradores compulsivos. Frente a este tipo de problemas, siempre es bueno buscar la ayuda de terapeutas enfocados en el tratamiento de compulsiones. Bien decía el gran psiquiatra Carl Gustav Jung “mientras no hagas consciente el inconsciente, lo seguirás llamando destino”. 

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